Quiero ahondar en la idea de que el mundo es una familia de naciones, conformada por
personas como tú y yo. Estas naciones son dirigidas por personas, como sucede con cualquier otra familia. La diferencia es que son personas que se encuentran en el gobierno, aunque encaran los mismos problemas, desafíos y posibilidad es que los individuos que componen las familias.
La creación de la paz mundial se parece mucho a la consecución de la paz en la familia.
Estamos aprendiendo a curar a las familias, y podemos utilizar este aprendizaje para curar al mundo. Nuestra familia mundial es disfunciónal y, de hecho, funciona con los mismos problemas que afectan a cualquier otra familia disfuncional. En muchos gobiernos, el poder se concentra en una persona o papel; la identidad es percibida en términos de conformidad y obediencia, y la autonomía está sujeta a la aprobación de otra persona.
Dentro y entre los distintos países, los conflictos suelen resolverse con inculpaciones y castigos; alcanzan las soluciones por decreto, amenaza, fuerza y votación. La confianza suele ser traicionada y, por tanto, está sometida al recelo. Las relaciones tienen su fundamenta en la dominación y sometimiento.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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